MUSEOS GOURMET: ARTE Y GASTRONOMIA


Al igual que en otras ciudades del mundo en la capital argentina se puede disfrutar de un almuerzo de primera calidad rodeado de las mejores obras que se pueden ver en el país; los ejemplos más relevantes.


Crece en el mundo la tendencia a asociar turismo y cultura, una fórmula imbatible cuando se trata de combinar la visita a un museo con la buena mesa. De la cafetería informal al bistró gourmet, la oferta crece en un recorrido que va de La Boca los bosques de Palermo destinado al paladar de los porteños exigentes y también al turismo receptivo que disfruta de la agenda cultural y la pausa gourmet, como ocurre en Paris con el Cafe Marly del Louvre o en Nueva York con The Modern en el MoMA, Buenos Aires ya tiene su menú de museos "a la carta".


Las propuestas que combinan arte y gastronomía en Buenos Aires


La Colección

Es un exclusivo restaurante del flamante Museo Colección Fortabat y seguramente la más gourmet de todas las opciones gastronómicas que conviven junto al arte plástico. Frente a las aguas del Dique 4, en Puerto Madero, un restó donde predomina el buen gusto, tanto para el armado de su sofisticada carta (aquí nadie encontrará platos recalentados) como de su ambientación, que saca buen provecho de la ubicación privilegiada del lugar. Así, luego del placer de contemplar obras de Berni o de Warhol, el visitante puede tomar un descanso en una mesa al aire libre o en el amplísimo salón y degustar un carpaccio de ciervo con queso de cabra y rúcula, un lomo con mouseline de calabaza ahumada y echalotes confites o un salmón rosado gratinado al mascarpone. La experiencia de los Esnal se remite a otros exitosos proyectos propios, como el Café Armani, el Museo Renault y Katrine, también en Puerto Madero. Abre desde temprano, por lo que es ideal también para un distendido desayuno de trabajo y no cierra hasta avanzada la noche. No es barato, pero también hay opciones económicas de cafetería. Muy recomedable, la barra de tragos.
Malba
Con el asesoramiento del célebre Jean Paul Bondoux (La Bourgonne), el también francesísimo Jerome Mathe es el responsable de la cocina del restaurante del Museo de Arte Latinoaericano, Malba. Punto de encuentro de todo tipo de reuniones sociales, empresarias y hasta políticas, el Café des Arts es un blanquísimo y luminoso espacio (nadie busque allí pasar inadvertido) en el que pueden degustarse platos de la más refinada cocina gala. Les tartines, los tapeos y les salades son ideales para quienes prefieren una opción liviana. Calamar a la plancha con salsa wasabi suave, filet de boeuf con salsa de malbec y pimienta verde, sûpreme de volaille con salsa bearnesa y el pêche du jour en marinière d´herbes con mejillones son algunas alternativas para quienes intenten desplazarse, aunque más no sea gastronómicamente, desde Barrio Parque a una brasserie parisina.
Croque Madame
Junto a la entrada del Museo Nacional de Arte Decorativo se encuentra esta verdadera joya. A metros del vertiginoso tránsito de la Avenida del Libertador es posible encontrar un reducto en el que aislarse en una atmósfera francesa inigualable. Su pan dorado en manteca con huevo poche a la plancha, con jamón cocido y queso gruyere, es el exquisito plato que da lugar al nombre de este café en el que el ambiente es más protagonista que su no desdeñable, aunque pequeña, carta. De hecho, para sus comensales Croque Madame es más popular que el propio museo. Para disfrutar a cualquier hora del día.
Café Sivori
Crepes, ensaladas y tortas son los platos fuertes de la confitería del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sivori. Pero también lo es su ubicación, frente al jardín de las esculturas. Es ideal para un almuerzo en una mesa al aire libre, aunque el espacio también se alquila para eventos. A metros del Rosedal, en el Parque Tres de Febrero, es una opción que vale la pena.
Museo Metropolitano
En el corazón de Palermo Chico se levanta una majestuosa residencia de estilo francés que perteneció a la familia Anchorena. Hoy, convertida en museo, conserva el espíritu de la belle epoque, con su gran jardín diseñado por Carlos Thays y sus palaciegos salones de techo altísimo. Justo en lo que fue su antigua entrada de garage se esconde un pequeño y delicioso café. Una simple carta y poquísimas mesas, pero sobrados motivos para convertirse en habitué.
Fundación Proa
Esta no es sólo una confitería ubicada junto a la entrada o en el anexo de un museo. En ella literalmente convive la gastronomía con el arte, pero es suele ser tomada por los artistas para la realización de instalaciones. Tanto para almorzar (predominan platos simples pero imperdibles: ciabatta de olivas con prosciutto di parma, rúcula fresca, aceite de oliva, manteca y pimienta negra; pan de brioche con salmón ahumado, formaggio perfumado con eneldo y echalotes; queso brie francés con almendras crocantes, etc) como para disfrutar de un té (inglés, japonés, chino o sudafricano) a metros de Caminito, en el corazón de La Boca.
Otros museos gourmet en el mundo
Le Grand Louvre,
ParísThe Modern. Moma,
Nueva YorkGuggengheim, Bilbao

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