BASILEA.- Con gorra very british color beige, anteojos negros y sonrisa permanente, Brad Pitt hizo su entrada triunfal en Art Basel 40 seguido por una nube de flashes. Recorrió las galerías del primer piso y se detuvo para comprar una pintura enorme de 3 x 2 metros en la galería Zwirner. La pintura en colores vibrantes está inspirada en la carreras de Fórmula 1 y está cotizada en un millón de dólares, bastante menos que la reserva que hizo el ruso Roman Abramovich para quedarse con el stand que exhibe una "sala Andy Warhol" de 11 metros de largo. El galerista suizo Bsichoferger pide por ella 74 millones de dólares, el ruso quiere que la obra integre el museo que su novia Dasha Zhukova acaba de inaugurar en Moscú. Ya se sabe el amor no tiene precio.
Contrariamente a los pronósticos, el ambiente en Art Basel es positivo, no de euforia. Conocedora del mercado y sus variables, Ana Sokolov, colombiana con base en Nueva York, ex Christie´s, se pasea con medias turquesa y minifalda por el collectors lounge. Su sonrisa lo dice todo "Esta todo ok, hay buenas cosas y los compradores están firmes ", comenta Sokolov, quien además de consultora de grandes inversores, tiene una lista de coleccionistas a quienes compra directamente.
Para galeristas como la argentina Orly Benzacar llegar hasta Art Basel es como subir al Everest. No solo se debe pasar el examen de un comité terrible en sus exigencias, sino viajar desde la otra punta del planeta para traer la obra, con lo que cuestan hoy los seguros y los traslados. Sin embargo, Orly no pierde la sonrisa; tiene una reserva para la obra de Liliana Porter, considerada en forma unánime la artista argentina contemporánea de más eco entre la audiencia de arte internacional; y suma buenos trabajos de Aizenberg, Ferrari y Jorge Macchi, obras elegidas con inteligencia que soportan el nivel "baseliano" de competencia.
Ante la crisis anunciada y las dificultades del UBS, que es el principal sponsor de Art Basel, muchos temieron lo peor y decidieron poner toda la carne en el asador: hay fabulosos Picasso, Jawlensky, Dan Flavin, Lucio Fontana , Donald Judd, Juan Muñoz, Francis Picabia, Botero, Matisse, Miró, Calder, Albers..., la cumbre del arte en venta.
"Es un museo, algo único ", define el argentino Juan Vergez, el mayor coleccionista de arte contemporáneo de nuestro país. Es un hombre joven de mirada sagaz y suele llegar a Basel con su shopping list . Pero su hermetismo resulta parte del éxito. Nunca cuenta qué tiene en la mente, lo cual resulta un arma a la hora de las negociaciones.
Las divinas pinturas de Gerard Richter colgadas en galería Gagosian irán a la casa de un gran coleccionista. Cosa curiosa, Gagosian no pone cartelitos en las obras. Al veterano y astuto marchand le gusta tener la oportunidad de conversar con el cliente. "Si quiere saber de què se trata que pregunte", sostiene el estratega.
En la línea del deseo están las obras de Anish Kapoor, bellas como pocas, una de ellas es un prisma de espejos que altera la percepción, todo quieren ver la realidad a través de "las alteraciones de kapoor", se la ve mejor, bastante más linda, solo que hay que pagar medio millón de dólares.
El marketing del arte ha hecho de algunos artistas "marcas registradas". El más conocido es Murakami, consagrado por partida doble por el millonario François Pinault que instaló en el segundo piso de su museo veneciano uno de sus muñecos que juega con su esperma como si fuera el chorro de una manguera. En Basel hay una obra que encierra la filosofía de Murakami, tan provocadora (y dependiente) de la sociedad de consumo. Una cabeza de muñecote encierra los símbolos de la cultura norteamericana hechos en brillantes y piedras preciosas: lata de Pepsi, colonia Johnson´s para bebes, confites Smarties, et. El valor de la pieza es tan grande que hay dos custodios a cada lado de la caja que la contiene.
Por alguna razón Art Basel da la hora. Están aquí las grandes obras. Hay Picasso por 18 millones y Richter por cinco de la misma moneda.
"Lo bueno se vende, nadie piensa en bajar los precios, el arte es un refugio mucho más seguro que las monedas", quien habla es la decana del galerismo español, Helga de Alvear, sentada delante de una instalación de fotografías de Santiago Sierra que vale 40.000 euros. Es probable que la compre Raúl, el delantero del Real Madrid, conocido como "el angel del gol". Es uno de sus mejores clientes y coleccionador de fotos. Helga no desespera y termina de comer su banana del mediodía "la cuota de potasio necesaria" aclara. En sus planes, de lo que hemos hablado más de una vez, está abrir un museo con su colección en la provincia de Cáceres. Por suerte, tras largas marchas y contramarchas, llegará la fecha de apertura en marzo de 2010. Despues de Arco, la feria de Madrid, cuya directora la donostriarra Lourdes Fernández ha sido de las primeras en llegar a Basel.
Vasca pero no temeraria, Lourdes asegura que la crisis no es terminal, aunque en España el número de desocupados se acerca a los 4 millones. Arco ya está en marcha para ser el mejor de todos. 2010 por primera vez en lugar de países habrá ciudades invitadas: esta vez Los Angeles.
En la sala VIP un rubio con look Armani posa para la foto y hace una señal de triunfo mientras señala el cartel el UBS sponsor de la feria. El catering es bastante más modesto que un año atrás, pero nadie quiere tirar manteca al techo, si hay plata que no se note. Los suizos son los campeones de la discreción, aunque Basel le debe su prestigio a un tipo famoso por su perfil alto y el marketing agresivo: Sam Keller.
Vestido de negro, con zapatillas Prada y su cabeza rapada a cero, como siempre, lo crucè ayer en las salas de la Fundación Beyeller en la visita a la muestra retrospectiva de Alberto Giacometti, el escultor suizo tiene una obra a la medida del museo hecho por Renzo Piano. Mañana por la noche, Sam Keller recibirá a sus amigos, invitados especiales y coleccionistas en los jardines de la Fundación Beyeller. Para entonces ya se sabrá si este panorama optimista, aunque no burbujeante, ha dejado saldo positivo en las cajas de los galeristas. Los organizadores de Art Basel suelen decir: "Cara pero la mejor". Nadie quiere perder. La 40ª edición Art Basel con más de 300 galerías busca dejar una marca en esta encrucijada donde la crisis financiera se enfrenta a la mayor popularidad de las artes visuales en todos los tiempos.
Fuente: La Nación
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